Pesadilla
por Luciano Doti
Estoy atrapado. El habitáculo que me contiene es estrecho y no tiene
aberturas; de hecho, me cuesta respirar. Para colmo, me encuentro
maniatado. De todas maneras, aunque pudiera zafar de mis ataduras, no
podría ir a ningún lado. Se me ocurre que estoy en un féretro. ¡Oh, no!
Mi peor pesadilla es realidad. Soy prisionero en un cajón de madera
reservado a quienes han cruzado el límite que nos separa de la
inmortalidad.
—¡Socorro! —no puedo hacer más que gritar, implorar ayuda. Me resulta
imposible golpear la madera; la mortaja es tan ajustada como abrigada—.
¡Socorro!
Despierto con Dexter encima; es un perro fiel que me oyó gritar y acudió
pronto. Tardo un instante en liberarme de la frazada que me tenía
amortajado.
Etiquetas: cuento, doti, microrrelato, terror
1 Comments:
Recibir abrazos así da gusto. Y más tras la pesadilla.
Saludos,
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