El caballo
por Luciano Doti
El lugar elegido para construir el edificio había sido un cementerio equino.
Los obreros comenzaron a cavar para los cimientos y se encontraron un ojo. El ojo pestañeó.
Sorprendidos, escarbaron con cuidado, y al hacerlo descubrieron un hocico. No había dudas de que era un caballo, el cual se movió como despertando de un largo sueño. Lo ayudaron a ponerse de pie, y se sacudió el polvo presente en su pelaje.
Nadie podía creer lo que veía. Aun en el caso de que hubiera estado vivo cuando lo sepultaron, ¿cómo podía haber sobrevivido bajo tierra?
Uno de los obreros, evangélico, mencionó a los caballos del Apocalipsis.
El caballo salió de allí galopando.
Los obreros comenzaron a cavar para los cimientos y se encontraron un ojo. El ojo pestañeó.
Sorprendidos, escarbaron con cuidado, y al hacerlo descubrieron un hocico. No había dudas de que era un caballo, el cual se movió como despertando de un largo sueño. Lo ayudaron a ponerse de pie, y se sacudió el polvo presente en su pelaje.
Nadie podía creer lo que veía. Aun en el caso de que hubiera estado vivo cuando lo sepultaron, ¿cómo podía haber sobrevivido bajo tierra?
Uno de los obreros, evangélico, mencionó a los caballos del Apocalipsis.
El caballo salió de allí galopando.
Publicado por primera vez en el Suplemento Hitchcock, de la Universidad de Navarra, 2013.
Relato ganador de concurso Microrrelato de Miedo. Navarra, España, 2013.
Etiquetas: cuento, doti, microrrelato, terror
2 Comments:
Más vale que no sigan cavando, a ver si desentierran a los otros tres!
=)
Buenísimo, Luciano.
El final es mágico.
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